Desde sus comienzos, a mediados de los 60 con Them (un sensacional grupo de R&B) y posteriomente en solitario, hasta hoy, Van Morrison se ha dedicado a la sana tarea de publicar discos buenísimos, consiguiendo un sonido propio e inconfundible, a lo que contribuye su maravillosa voz. No tiene ni un solo disco malo.
Además de su voz, Van Morrison es un músico espectacular, un multiinstrumentista, compositor y arreglista capaz de tocar soul o ryhthm & blues, e incluso country o música folk y tradicional de su país, Irlanda.
Lógicamente, y dentro de un nivel altísimo, algunos de sus discos destacan sobre los demás, y en este, Moondance, el conocido como “León de Belfast” está especialmente inspirado.
Es su segundo disco en Warner Brothers, y, ya en su momento, fue un gran éxito, llegando al millón de copias con el single “Come Running”.
El sonido del disco, producido por él mismo, introduce sonidos de soul y de Jazz, con acompañamientos de viento, piano, y hasta con coros femeninos, que le dan un toque gospel: un sonido elegante y tranquilo, como base para su espectacular voz y su forma de cantar, magnética, apasionada y potente.
El resultado: Un disco muy bonito, con un toque de Swing, muy romántico, con canciones preciosas como “Into The Mystic”, “Moondance”, “And it Stoned Me”, “Crazy Love”,... que suena mejor cada vez que uno lo escucha, que engancha y que, para mí, es sin duda uno de los mejores discos de todos los tiempos, de un músico absolutamente imprescindible.
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