lunes, febrero 04, 2008

MALEVAJE:

"Decí, por Dios, ¿qué me has dao,

que estoy tan cambiao,

no sé más quien soy?

El malevaje extrañao,

me mira sin comprender...

Me ve perdiendo el cartel

de guapo que ayer

brillaba en la acción...

¿No ves que estoy embretao,

vencido y maniao

en tu corazón?"

(Enrique Santos Discepolo)

Malevaje, el grupo madrileño de tango, está a punto de publicar su duodécimo disco, “No me quieras tanto (quiéreme mejor)”

"Yo siempre he sido muy tanguero, me viene de familia. Mi abuelo lo era, mis padres también, a pesar de ser madrileños.

Yo siempre cantaba tangos en las fiestas de los amigos. Hasta que nuestro amigo Rafa nos propuso cantar en su bar, El Salero. A la gente le gustó, hubo una discográfica que nos propuso grabar, grabamos, el disco se vendió más o menos bien así que seguimos, se fue liando la cosa y así hasta hoy”

Esto decía, hace unos años, Antonio Bartrina en una entrevista.

Malevaje surge en el año 1984 en torno a Antonio Bartrina. Al principio actuaba en solitario acompañándose él mismo con la guitarra y, ocasionalmente algún invitado al contrabajo.

Después se unieron Fernando Gilabert al Contrabajo, Ramón Godés a la guitarra electroacústica (ambos integrantes de Los Coyotes) y Edi Clavo (Batería de Gabinete Caligari) en las escobillas. Completaba el grupo Virginia Díez como bailarina y tocando las castañuelas.

En Madrid, en esa época, prácticamente valía todo. Así que un grupo de "rockeros" procedentes Gabinete Caligari y Los Coyotes y con una bailarina cantando tangos fue admitido en el circuito de actuaciones de "la movida" como si tal cosa. Es más, con el suficiente éxito como para que les ofrecieran grabar un disco.

Ese disco fue “Tangos”, de 1984. Un minilp de ocho canciones en el que, entre otras, Antonio Bartrina se atreve con clásicos como Malevaje, Mano a Mano, Si soy así, Garufa o Confesión, entre otros.

Antonio Bartrina, obviamente, no es Carlos Gardel, pero es innegable que tiene mucho talento y personalidad para cantar tangos y darles un barniz “moderno”, incluso rockero y de nueva ola, dentro de una línea muy clásica, y muy bien apoyado por el grupo, de los mejores músicos de rock nuevaolero (y con toques latinos o castizos) que había por entonces.

Así el disco resultó ser algo muy original que, sin venderse como rosquillas, lo cierto es que funcionó bastante bien.

Eso les valió una segunda oportunidad, ya con todo un LP, “Margot”. Es entonces cuando conocen al maestro Osvaldo Larrea, Bandoneonista, compositor y arreglista argentino, viejo tanguero que se sorprende de que gente joven y de España se dedique a interpretar tangos, y entra a formar parte de la banda. "Con Osvaldo Larrea, la forma de entender el tango evoluciona y madura sin perder al mismo tiempo la personalidad propia de Malevaje", dicen en su página Web. La inclusión del bandoneón, desde luego, enriquece mucho el sonido del grupo, y eso se nota en su tercer disco “Arriba los Corazones”, grabado ya con el maestro bandoneonista.

Ese enriquecimiento de sonido provoca una diferente manera de entender el tango, más clásico, menos “rock”, y una apertura a otros sonidos y ritmos, como la milonga, La Habanera, La Rumba o el candombe, así que comienzan a introducirse cambios en la formación. Sale Edi Clavo y entra un batería con mayor dominio de la percusión y de los ritmos “latinos”, Celestino Albizu, otro “Coyote”.

A partir de aquí, poco a poco Malevaje se va convirtiendo en una pequeña “orquesta”, abandonando la guitarra y entrando un violín y un violonchelo ya en la formación que grabaría sus siguientes discos, “Un Momentito”, “Inchi Limonchi” y el disco en directo “Envido”.

Para mi gusto, estos últimos discos son mejores y más ricos en cuanto a sonidos y ritmos, sin perder el sonido típico de Malevaje que, claro esta y como no puede ser de otra forma, se lo da la peculiar voz y forma de entender el tango de Antonio Bartrina. Me sigue gustando mucho, pero también es cierto que el grupo va perdiendo frescura y originalidad.

Eso sí, esta riqueza y ortodoxia se traduce en un gran éxito del grupo dentro del circuito de tangos, incluso a nivel internacional, girando con éxito por teatros de Suiza, Francia, etc.

Aunque siguen haciendo versiones de clásicos, cada vez van introduciendo más temas propios, y siguen sacando canciones que obtienen cierto éxito, como “Arroz Blanco”, introduciendo también canciones y ritmos típicamente madrileños y castizos (Chotis, etc).

Y así, aunque Osvaldo Larrea se vuelve a Argentina, entra un nuevo bandoneón y una pianista y se siguen sucediendo los discos, “Va cayendo gente al baile”, “Con Permiso, Don Carlos”, su disco más vendido, o “Plaza Mayor”, su disco más castizo.

A partir de este disco, Antonio Bartrina decide volver a su clásico sonido de Guitarra/ Contrabajo/ Bandoneón. Esta nueva formación grabará, hasta la fecha, dos discos, “Vuelvo al Barrio” y el directo “¿Qué 20 años no es nada?”.

En fin, y ahora sacarán disco nuevo. A partir del tercer disco, yo cada vez los he escuchado menos, pero no he faltado a la cita en la tienda de discos, salvo “Va cayendo gente al baile” los voy teniendo todos (por cierto, si alguien lo tiene y me lo quiere vender… yo no lo encuentro) y aconsejo hacerse, al menos, con los tres primeros. (Hay una edición en CD con los dos primeros discos – y para mi gusto los mejores- , Tangos y Margot, que puede ser muy interesante para iniciarse.)

Y si tienes oportunidad de verlos en directo, tampoco te los pierdas, es muy recomendable. Es una forma muy buena de introducirse y de descubrir el tango, todo un mundo que después, si se profundiza un poco, es más que apasionante.

En fin, como dice Antonio Bartrina en la letra de la canción “A mi modo y con mi acento”: "De la Boca a Lavapiés hay un momento... Por qué no hacer aquí el tango si en Japón se hace flamenco".

Y esta entrada quiere ser un homenaje también al maestro Osvaldo Larrea, fallecido hace pocos años, y sin el que Malevaje, que tantos buenos momentos me ha dado, no hubiera existido de esta manera.

http://www.elsitiodemalevaje.com/