martes, agosto 29, 2006

THE LONG RYDERS. “Native Sons” (1984, Zippo)


Increíblemente, este disco de los Long Ryders, para mi gusto, y sin ninguna duda, uno de los mejores discos de los ochenta, pasó casi completamente desapercibido y, prácticamente, así sigue.

Y es que una de las grandes injusticias musicales de los ochenta fue, creo yo, la que se cometió con el fenómeno del nuevo rock americano, con un montón de discos y de grupos buenísimos que, sin embargo, pasó desapercibido a nivel comercial y no tuvo apoyo de ningún tipo por parte de la televisión y la radio, para las que, al parecer, jamás existió.

Y prueba de ello es que jamás vemos a un grupo de este estilo en esas flamantes listas de discos o canciones favoritas de las revistas especializadas. Ya se sabe, lo que no sale en la TV no existe. (Sin contar, claro está, REM que, de todas formas, cuando llegaron al gran público, ya en los 90, contaban con seis discos y dos recopilatorios excelentes, antes, al parecer, tampoco estaban).

Dentro del rock americano, el llamado entonces Paisley Underground (grupos que mezclaban el pop y el rock de los 60 con las raíces folk americanas, y con la actitud y el descaro de la nueva ola, el Power Pop o el Punk de la época, como Dream Syndicate, Green On Red, Rain Parade, Del Fuegos, Del Lords, etc) y aunque se movían en la misma escena, fueron un grupo bastante peculiar los Long Ryders, que tenían una gran influencia del country, vía Gram Parsons, del que el líder, Sid Griffin, es un gran fan (ha escrito incluso una biografía del genial músico).

Además, Griffin es un gran instrumentista, que domina perfectamente instrumentos típicos del country como la Pedal Steel Guitar y la Mandolina.

Sid Griffin se trasladó a Los Ángeles desde su Kentucky natal, reclutando para los Long Ryders a músicos de la escena local, de influencias más rockeras, garageras o incluso punks, lo que se refleja en el resultado final de su sonido.

Tras un gran minilp de debut, llegaría este primer LP, “Native Sons”, con la colaboración especial a las voces de Gene Clark, ex–componente de los Byrds.

El estilo musical del disco mezcla los sonidos básicos del rock y del country rock americano con la actitud de las bandas británicas y de la escena de Los Ángeles de aquellos primeros 80.

Por eso, el disco mezcla canciones de gran energía nuevaolera o power popera con toques de banjo, Steel Guitar y demás, lo que le da ese aire country Rock, característico de los Long Ryders.

El resultado y el sonido es muy brillante, en este grupo todos tocan bien varios instrumentos, todos cantan bien y, cuando vinieron a tocar a España, el público se quedaba asombrado al verles cantar a todos, o intercambiarse instrumentos con toda naturalidad.

Además de todo eso, lo que realmente destaca de este disco, son sus grandes canciones, melódicas, enérgicas, potentes y rockeras, con estribillos brillantes. Fantásticas, de esas canciones por las que no pasa el tiempo, “Final Wild Son”, “Still Get By” , “Never Got To Meet The Mom”, “Fair Game”, “Ivory Tower” (en la que colabora Gene Clark) ... sobre todo, el disco contiene una canción que me encanta, “ Run Dusty Run”, pero el disco en general es una gozada, lleno de energía y fuerza, pero también de melodías, de elegancia y de brillantez.

Un extraordinario disco de un gran grupo hoy desaparecido, ya que los Long Ryders se separaron en 1987.

Lástima, porque sus dos discos posteriores, especialmente “State of Our Union”, y, aunque algo menos, también “Two Fisted Tales” merecen muchísimo la pena. Nos c
onsolamos con que sus componentes han seguido sacando buenos discos, en solitario o en otros grupos (Gutterball, etc).

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