Después de su etapa en los Flying Burrito Brothers, y antes de su fallecimiento, a Gram Parsons todavía le daría tiempo a grabar los que, para mí, son sus mejores discos.
A principios de los setenta comienza su carrera en solitario, que daría lugar a estos dos únicos discos: GP y Grievous Angel, éste de edición póstuma.
Tanto G.P. como Grievous Angel me parecen dos obras maestras imprescindibles, y son dos de mis discos favoritos de siempre.
En G.P. está una de las canciones más bonitas que yo he escuchado, de esas que hacen llorar de emoción: “The New Soft Shoe”. Una canción sobre la incomprensión, haciendo un paralelismo entre su música y otros genios incomprendidos, como Tucker.
Al no tener problemas de dinero, dado su origen, se pudo permitir ciertos lujos, al margen de las ventas o expectativas de venta de sus discos: Como la colaboración vocal de un ángel, por entonces bastante desconocido, llamado Emmylou Harris, que hace unas segundas voces absolutamente maravillosas, acompañando a la voz de Gram Parsons, rota ya por los años de excesos, y la guitarra de Barry Tashian, de The Remains, y uno de los mejores guitarristas de la época, así como de tres de los instrumentistas que tocaban con Elvis en Las Vegas (los cuales paga Gram de su bolsillo, al negarse la discográfica a costearlos).
En estos discos, como a lo largo de toda la carrera de Gram Parsons, lo mismo nos encontramos con canciones de estilo totalmente country (como “Still Feeling Blue”) más rockeros, (“Kiss The Children”), o canciones mezcla total de estilos, pero que suenan más emocionantes que nunca, (“She”, “A Song for You”, “Love Hurts”, “in My Hour of Darkness”, “The New Soft Shoe”,...).
No tienen desperdicio, son dos discos maravillosos e imprescindibles, que no deben faltar en la colección de todo aficionado al rock con raíces country, y que enganchan ya desde su primera escucha, y crecen un poco más cada vez que uno los pone.
Hay, además, una reedición de 1990 que recoge en CD los dos discos.
Parecía, al fin, que empezaba a despegar su carrera, pero todo se vio truncado con su fallecimiento en 1973, el mismo año en que se editaba su debut en solitario.
Tenía sólo 26 años, y su muerte también tiene su propia leyenda, que ayudó bastante a convertir a este gran músico en un mito: su familia reclamó el cadáver para enterrarlo en New Orleáns, en el panteón familiar, pero su íntimo amigo Phil Kauffman, acompañado del roadie Michael Martin, se las arreglaron para robar el féretro con el cadáver en el aeropuerto de Los Ángeles, cumpliendo a continuación la voluntad que había expresado previamente Gram: ser incinerado y que sus cenizas descansaran en el desierto californiano, en el parque nacional de Joshua Tree, que él adoraba, y donde murió. (Hay una película, “El legado de Gram Parsons”, que cuenta ese suceso).
De todas formas, su música nunca muere ni pasa de moda. Al contrario, cada vez se le reivindica más, convirtiéndose en uno de los músicos “de culto” más importantes e influyentes de la historia del rock. A pesar de seguir siendo todo un desconocido para la mayoría.
1 comentario:
Reconozco que me ha resultado muy interesante y desconocía muchas cosas, por no decir todo lo que cuentas.
Un besazo!
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