martes, enero 02, 2007

THE SLEEPY JACKSON "Personality (One Was A Spider, One Was A Bird)" (2006, Astralwerks).


Vamos a empezar el año con el que, para mí, es el mejor disco y el gran descubrimiento del año 2006.

En realidad, The Sleepy Jackson, más que un grupo, es el proyecto de un solo músico, el australiano (de Perth) Luke Steele, cantante, compositor, productor, arreglista y multi- instrumentista.

Después de un disco debut muy bueno (“Lovers”, del año 2003) , pero que pasó casi desapercibido y no tuvo apenas distribución, necesitó tres años para preparar este segundo LP, “Personality”, esta vez con mucha más distribución, lo que le ha permitido ser un poco más conocido fuera de su país.

De entrada, la producción está tremendamente cuidada, en la línea (sesentera, barroca y preciosista) de los grandes productores de Sunshine pop, tipo Curt Boetcher, una producción muy trabajada y elaborada, con un gran gusto por los arreglos, las melodías, las orquestaciones (estilo Spector, como no) y los coros y armonías, en la línea de grandes como los Beach Boys o los Beatles.

Así, combina melodías y guitarras al puro estilo George Harrison (“Devil Was in My Yard”) con canciones más elaboradas, de pop más barroco, como la que abre el disco “You Needed More” , mi favorita “God Knows”, o la gran balada “Miles Away”. Tiene también elementos del pop Glam (Tal vez la voz, que a mí me recuerda a la de Marc Bolan) como por ejemplo en “God Lead Your Soul”, o en “Dream On”. Y, además, no se queda anclado en los sonidos sesenteros, sino que las canciones suenan modernas, en un estilo psicodélico, en la línea de sus amigos y colaboradores Flamin Lips o Mercury Rev.

En fin, un disco sensacional, que merece la pena escuchar, de un músico que, al menos, trata de elaborar pop del bueno, melodías, coros, todo eso que se va perdiendo para buscar más “canciones inmediatas”, propias de la era internet, donde casi todo son ventajas pero, a veces, hace que con demasiado para escuchar y poco tiempo, cada vez tengamos menos paciencia para escuchar los discos con la calma que muchos merecerían.

Se agradece que haya músicos que todavía sigan buscando la belleza en voces, coros y arreglos, y la melodía perfecta. A veces aciertan, a veces caen un poco en el exceso, en la grandilocuencia.

En fin, poco más de 40 minutos que se hacen muy cortos, y que merece la pena escuchar con calma. Ya se hacen muy pocos discos así. No me refiero a así de buenos en plan nostálgico, en plan “no se hacen como antes”, ni mucho menos, me refiero a que pocos son los músicos que siguen apostando por este estilo.

Luke Steele sí apuesta y, además, para mi gusto, al menos en lo artístico, gana. Ojalá lo comercial le vaya igual de bien, el disco lo merece.

Muy recomendable.

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