viernes, octubre 19, 2007

JEFF LYNNE

El que es, para mi gusto, uno de los mayores genios como intérprete, compositor y productor, de la música popular de todos los tiempos, nació en Shard End (Birmingham) el 30 de diciembre de 1947.

En 1967 forma un grupo de pop psicodélico, Idle Race, que graba dos sensacionales LPs, ”Idle Race” y “Birthday Party”, muy bien considerados por la crítica pero con muy poca (o ninguna) repercusión ni éxito comercial.

Las cosas empiezan a cambiar cuando un amigo suyo, otro genio llamado Roy Wood, le propone unirse al grupo The Move.

Después de que Roy Wood le insistiera varias veces, Jeff Lynne accede, y este excelente grupo grabaría, con Jeff Lynne en su formación, dos discos “Looking On” y “Message From The Country”, hasta que los propios Lynne y Wood lo disuelven para dedicarse a una tarea más ambiciosa, unir el pop al más puro estilo Beatle, con la música clásica. El resultado es lo que se conoció como pop/rock sinfónico.

Esta música, tal y como la imaginaban estos dos genios, requería la utilización de violines, violonchelos y otros instrumentos nada habituales en una formación de pop/rock, para lo que contratan músicos con formación clásica, y forman la Electric Light Orchestra, uno de los mejores grupos de pop/rock de todos los tiempos, que publicaría su primer LP en 1971 con el título de ELO.

A este disco, por cierto, en los USA se le tituló “No Answer” debido a una confusión, ya que el jefe de la discográfica americana le dijo a su secretaria que llamase a Don Arden (manager de la ELO y dueño de Jet, la discográfica inglesa que lo publicó) y le preguntase el nombre del disco.

Y como no le contestaban el teléfono, la secretaria le dejó una notita a su jefe que ponía "No answer".

El jefe pensó que se llamaba así, y hasta el día de hoy y para siempre, ese es el título del primer disco de la ELO en los Estados Unidos.

Después de este disco, Roy Wood decide abandonar la ELO, formando otro buen grupo, Wizzard, dejando en la ELO el liderazgo indiscutible de Jeff Lynne, que, en principio, sigue la misma línea, aunque va integrando nuevos elementos (sintetizadores, etc) que van conformando el sonido inconfundible no ya de la ELO, sino de todas las producciones firmadas por Lynne.

Los discos de la ELO se van sucediendo, y cada vez va obteniendo un mayor éxito comercial, sin perder ni una gota de su calidad (al contrario, las composiciones también van ganando cada vez más, sobre todo en cuanto a melodías y coros, de inspiración “beatle”).

Así en 1976, publica “A New World Record”, una obra maestra que obtiene un éxito comercial enorme, que se repetiría con “Out of The Blue”, un sensacional disco doble que termina de poner al grupo entre los más famosos, escalando hasta lo más alto de las listas de éxitos con Mr. Blue Sky, Sweet Talking Woman, Turn to Stone, etc.

El disco, además de comercial, es de una calidad extraordinaria. A día de hoy todavía se le considera el mejor de la ELO.

Ya casi en los 80, y con el modelo un poco agotado, Lynne se dedica a experimentar, logrando buenos discos como “Discovery” (Very Disco), donde hace sus experimentos con la música discotequera, con canciones como “Last Train to London”, bandas sonoras como “Xanadú”, a la que la ELO aporta cinco excelentes canciones, y “Time”, gran disco, de sonidos y temática un tanto marcianos, y su último número 1 en las listas de ventas.

A partir de aquí, aún con alguna buena canción, los discos ya empiezan a decaer, y el sonido empieza a hacerse repetitivo, y la ELO pierde su frescura, por lo que Jeff Lynne decide disolver el grupo y comenzar su segunda gran etapa, la de productor, compositor y recuperador de sus artistas favoritos, alguno de ellos en horas bajas.

La cosa empieza con la vuelta de George Harrison a las listas de éxitos produciendo el disco “Cloud 9”, y aprovechando para fundar el Supergrupo Travelling Wilburys, formado nada menos que por Jeff Lynne y George Harrison, junto con Tom Petty, Roy Orbison y Bob Dylan, que graban dos discos, el primero de ellos sensacional, y el segundo, ya sin Roy Orbison, no tan redondo aunque sí con algunas canciones muy buenas.

Entre medias recupera también a Roy Orbison, produciendo y componiendo su primer gran éxito comercial después de muchos años, la canción “You Got It”, y el disco en el que está incluida, “Mistery Girl”.

Posteriormente produciría otros discos, nada menos que de Tom Petty, Joe Cocker, Ringo Starr o Del Shannon, entre otros, y colaboraría como co-productor y co-compositor en la vuelta de Brian Wilson, y en el “Flaming Pie” de Paul McCartney.

También cumpliría su sueño: Trabajar con (o para) los mismísimos Beatles en su Anthology (1996), produciendo las dos canciones inéditas que contiene: Free As A Bird y Real Love.

Además, en 1990 publica su único disco en solitario, con la colaboración de George Harrison y Richard Tandy (teclista de la ELO), “Armchair Theatre”, un disco bastante bueno que, sin embargo, no tuvo ninguna repercusión. Pero que merece mucho la pena.

A principios de este nuevo siglo y superados ciertos problemas legales con el nombre, Jeff Lynne recupera a la ELO, publicando en 2001 un buen disco, “Zoom”, en el que vuelve a colaborar su amigo George Harrison y que, en realidad, es prácticamente otro disco en solitario, ya que de la formación de la ELO sólo queda Richard Tandy, además, claro, del propio Jeff. Destaca, entre todas, una gran canción: “Moment in Paradise”.

Últimamente, se sigue dedicando fundamentalmente a producir, con su inconfundible estilo, otros discos, como el disco póstumo de George Harrison, “Brainwashed”, y el último de Tom Petty, “Highway Companion”.

Aquí está, sacado de Youtube, el clásico “Sweet Talkin’ Woman”, del LP doble “Out of The Blue”, una de mis canciones favoritas de la ELO.

Esta canción me encanta, porque además de la melodía y el estribillo, geniales; es prácticamente un muestrario de todo lo que suele incluir este fenómeno en su sonido: Los violines, los coros, las marcianadas, etc.

http://es.youtube.com/watch?v=_pVihntUEVw

miércoles, octubre 10, 2007

Bob Dylan. “Time Out of Mind”. (1997, Columbia)

El 30 de septiembre de 1997, por fin, Bob Dylan estaba de vuelta. Llevaba siete años sin publicar composiciones propias, sólo un par de discos de versiones de viejas canciones Folk y Blues y un directo.
Lo cierto es que ya no se esperaba demasiado de él, parecía que iba a ser otro de los grandes “dinosaurios” que habían sido grandes en el pasado y se dedicaban a vivir de las rentas.
Y, de repente, el genio estaba de vuelta. Bob Dylan sorprende al mundo musical con un disco excepcional, para mi gusto una obra maestra y uno de los mejores de su carrera, el que hacía el número 30 de sus discos grabados en estudio: Time Out Of Mind.
Ahora es muy normal ver a Bob Dylan recibiendo todo tipo de parabienes y de críticas positivas por cada cosa que hace, antes de este disco eso no era tan habitual. Aquí es dónde el genio de Minessotta recupera el crédito. El disco fue recibido por la crítica con muy buenos ojos, y alcanzó el Top Ten, obteniendo un disco de platino, cosa que Dylan no conseguía desde hacía 20 años, y ganando 3 premios Grammy. (Mejor disco, Mejor disco Folk y mejor intérprete masculino de Rock por la (sensacional) canción “Cold Iron Bounds”.
Durante su discurso, dijo: "Sólo me gustaría decir que una vez cuando yo tenía dieciséis o diecisiete años, fui a ver a Buddy Holly en el Duluth National Guard Armory... Estaba a tres pasos de él... y me miró."
Bob Dylan decía que el espíritu de Buddy Holly había presidido la grabación de este disco, salía a cenar, y estaba sonando, ponía la radio en el coche, y sonaba, entraba al estudio, y alguien lo estaba escuchando… Bueno, anécdotas aparte, lo cierto es que la música de Bob Dylan no tiene demasiado que ver con la del tejano. Tampoco en este disco.
El caso es que su éxito resucitó el interés por Dylan, que dura hasta el día de hoy, y las entradas de sus conciertos se agotaron muy pronto.
Poco después caería gravemente enfermo, de una dolencia cardiaca, pericarditis, que casi le cuesta la vida. Es curioso porque, conociendo este hecho, se puede interpretar en alguna de las letras que Bob Dylan no se sentía bien físicamente (por ejemplo en la canción que más me gusta del disco, “Not Dark Yet” – Aún no ha oscurecido, pero no va a tardar, dice en esta canción.)
Por lo demás, las canciones del disco son, en su gran mayoría, canciones de amor. De amores perdidos, de amores no correspondidos, de amores perseguidos, la desilusión, la pérdida… canciones tristes en su mayoría, pero desde luego canciones muy bonitas, dignas del repertorio de este grande.
Musicalmente las principales influencias son las del Dylan de toda la vida, el Folk con toques country, las clásicas baladas acústicas cantadas con su peculiar voz rota, el blues y el R&B con toques Folk, cantadas como hace mucho tiempo que no cantaba Bob Dylan, y con un sonido y unos arreglos, para mi gusto, muy logrados, con la producción de Daniel Lanois, viejo colaborador de Bob Dylan, por ejemplo, en “Oh, Mercy”, en colaboración con Jack Frost Productions (Bueno, Jack Frost, en realidad, no es otro que el propio Dylan). Crean una atmósfera y un sonido desconocido en Bob Dylan, y que contribuye a hacer del disco algo nuevo, diferente.
El genio estaba de vuelta, y una vez recuperado, ganaría el Oscar por la canción “Things Have Changed”, de la película “Jóvenes Prodigiosos”, y, con el crédito totalmente recuperado, empezaría a publicar discos excelentes ya hasta el día de hoy, y se volcaría en dar conciertos a lo largo de todo el mundo. Hasta hoy, prácticamente, no ha parado.
En fin, un disco muy emocionante que marcaba la sorprendente vuelta de Bob Dylan, que parecía ya en decadencia, a la primera línea, para mi uno de los mejores discos en su carrera, por su sonido, incluso la forma de cantar y, por supuesto, por sus canciones.
Por todas las canciones: “Love Sick”, “Standing in The Doorway”, “Trying To Get To Heaven”, “Not Dark Yet”, “Cold Iron Bounds”… en fin, por destacar algunas.