miércoles, marzo 07, 2007

THE MOODY BLUES. ”Long Distance Voyager” (1981, Polydor)


Grupo de Birmingham (Inglaterra) fundado en 1964 y que, en la década de los 60, era un buen grupo de R&B en la línea de lo que se hacía entonces en las islas británicas (con tan buenos resultados como Yardbirds, Them, Manfred Mann, Animals, o los mismísimos Rolling Stones, entre otros). De esta época, además, es muy recomendable hacerse con un grandes éxitos.

Con la entrada de Justin Hayward, los Moody Blues pasan a hacer una música “más compleja”, psicodelia y sonidos orquestales, entrando en un sonido que les convertiría en uno de los grupos de pop sinfónico más importantes de todos los tiempos, y que les proporcionó su mayor éxito, la canción “Nights in white satin”, que se incluía en el gran disco conceptual y orquestal “Days of future passed”.

Tras varios cambios de formación a lo largo del tiempo, y su separación en 1972, se volvieron a unir a finales de los años 70, volviendo a ocupar los primeros puestos de las listas con discos como este “Long Distance Voyager”.

A pesar de que está considerado por los fans del grupo como “una obra menor”, y seguramente lo sea en cuanto a complejidad musical, a mí es el disco que más me gusta de esta banda desde su primera época, incluso más que su tradicional sonido sinfónico. Para mi gusto, siempre han sido más importantes las canciones y las melodías que el sonido en sí o la calidad en las interpretaciones, que está muy bien pero como medio, que está al servicio de las canciones, y no como fin en sí mismo, que deja a la canción en segundo plano y acaba siendo hueco y muy aburrido. Yo, al menos, lo entiendo así.

Long Distance Voyager es un disco mucho más popero, muy comercial, introduciendo incluso sonidos AOR, obteniendo un gran éxito con el single “Gemini Dream” .

El sonido recuerda más a la ELO que a los tradicionales Moody Blues.

Es un disco muy bien interpretado, tanto en las voces como en los instrumentos, y muy bien producido dentro de los gustos de la época, los “temibles” 80, con arreglos orquestales, sintetizadores, o con la introducción de instrumentos no demasiado habituales en grupos de pop, como la flauta que, sin embargo, no parecen fuera de lugar.

Pero lo mejor, como siempre, es que contiene varias canciones muy buenas, desde baladas como “In my world” o la magnífica “Nervous”, hasta canciones de pop sinfónico como la preciosa “Talking Out Of Turn”, y canciones más cerca del AOR, como “The Voice”, “Gemini Dream” o “22.000 Days”.

Muy buen disco, que tuvo muy buenas ventas, aunque fue criticado por los fans más tradicionales del grupo, y cayó después en el olvido.

Yo aconsejo rescatarlo.

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